El miedo a los dentistas está enraizado en nuestra cultura hasta lo más profundo, porque han sido años y años de prácticas que han dejado mucho que desear, apostando claramente por la solución rápida a los problemas sin pensar en los daños que se podían ocasionar al paciente.

Por ello, cada vez que nos planteamos la posibilidad o necesidad de tener que acudir al dentista para cualquier motivo nos lo pensamos antes, porque algo en nuestro interior nos dice que puede ser algo no muy positivo.

Sin embargo, los tiempos han cambiado, y a mejor, y las técnicas aplicadas por los dentistas han evolucionado hasta el punto de que hoy en día lo habitual es que apenas haya dolor en las visitas a los dentistas.

Gracias a las técnicas anestésicas actuales y a la búsqueda permanente del confort del propio paciente, los dentistas son capaces de aplicar sus tratamientos más complejos sin apenas molestias.

Y el mejor ejemplo es de la cirugía del implante dental que antiguamente eran todo un suplicio, tanto por el dolor que producían durante la intervención quirurgica como por la falta de seguridad que proporcionaban a quien los llevaba, pero que ahora se han convertido en algo sencillo de colocar y de una garantía casi absoluta.

¿Por qué los implantes dentales son hoy en día más seguros?

Se debe principalmente al método de fijación que garantiza que el propio organismo es quien “recibe” al implante aceptándolo como una parte del mismo cuerpo y asegurando que la durabilidad es mucho más permanente.

Este proceso mediante el cual el implante pasa a formar parte del propio organismo recibe el nombre de osteointegración y se fundamenta en colocar el implante sobre la estructura ósea del diente original.

Luego se deja actuar al organismo de manera que éste recubre al implante con sus propios tejidos dotándole de mayor fijeza y seguridad. Además, el circonio, material con el que se hacen la mayoría de los implantes hoy en día, garantiza la máxima biocompatibilidad.

No podemos olvidar que el circonio es el material con el que se han venido fabricando las prótesis corporales durante años y años con unos resultados extraordinarios, lo que ha propiciado que se empiece a utilizar también en los implantes dentales.

¿Y después de fijado el implante?

Una vez que que se ha producido la osteointegración correctamente se procede a la colocación de la prótesis sobre implantes propiamente dicha. Una prótesis que se fabrica con soporte digital, gracias a programas informáticos muy avanzados que consiguen la máxima fiabilidad ya que no dejan opción a posibles errores humanos.

En definitiva, hoy en día la fijación y colocación de una prótesis dental sobre un implante es algo relativamente sencillo gracias al avance de la tecnología digital en el mundo de la odontología y a la modernización permanente de las técnicas utilizadas.

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