Injerto oseo; sus tipos

Injerto oseo

Para llevar a cabo el procedimiento de un injerto óseo, se requiere por supuesto de hueso y su precedencia puede ser propia o sea extraerlo de otra parte del cuerpo, hueso de cadáver, hueso de vaca o hueso sintético.

En el caso de utilizar el hueso propio lo más probable es que se extraiga de la barbilla o de la parte posterior de la mandíbula inferior, pero si no es posible extraer el suficiente hueso de estas áreas, el profesional puede optar por obtenerlo de la cadera o de la tibia en su lugar.

La cadera se considera como una de las mejores fuentes, debido a que se puede extraer una gran cantidad de hueso, teniendo en cuenta que la médula ósea, ya sea de la cadera o de la tibia, contiene células formadoras de hueso. Sin embargo el hueso tomado de su cadera requiere una visita al hospital junto con la aplicación de anestesia general para llevar a cabo la extracción.

El hueso de cadáver y hueso de vaca, de atravesar por un proceso de esterilización y se debe descomponer en pequeños chips para facilitar su colocación, pero también los huesos de materiales sintéticos se utilizan ampliamente para el procedimiento de injerto óseo, ya que este tipo de hueso sintético pasa a constituirse en un andamio para que sobre él se reconstruya el nuevo hueso.

En lo que respecta a los factores de crecimiento, también se debe tener en cuenta que se han creado nuevos productos, que tienen como objetivo mejorar los materiales de injerto óseo, como por ejemplo uno de ellos es el BMP-2 que estimula ciertas células del cuerpo para convertirse en hueso, este producto es una proteína que produce naturalmente en el cuerpo.

Imagen: MF

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