Para hablar de éxito en lo que respecta a los implantes dental, primero debemos saber que su fracaso por lo general se debe a la falta de la osteo-integración del implante o sea de su correcta fusión con el hueso o viceversa. Los implantes dentales que se consideran un fracaso, son aquellos que se pierden al quedar con movilidad por la pérdida de hueso alrededor del mismo.

Como factores básicos de éxito para un implante dental se deben destacar la elección de un profesional idóneo y la cantidad de hueso disponible en el sitio, seguido de un correcto mantenimiento en cuanto a la higiene dental del paciente. Si bien los implantes dentales no son susceptibles a la caries, pueden desarrollar una condición llamada periimplantitis.

Se llama periimplantitis a una condición inflamatoria del tejido o hueso gingival alrededor del implante y que puede derivar en la pérdida de hueso circundante y la eventual pérdida del implante. Por lo general se asocia con infección crónica y es más probable que ocurra en personas que sean fumadoras, con diabetes, mala higiene dental o en los casos donde el tejido gingival alrededor del implante es delgado.

Otros factores más raros que pueden hacer fallar a un implante dental, es una mala colocación quirúrgica, no tener suficiente cicatrización ósea antes de restaurar con una corona o puede que por sobrecarga inicial se produzca una falta de integración.

Por ello a los fumadores o aquellos que presenten alguno de los problemas de salud mencionados antes de llevar a cabo un implante, es muy probable que su dentistas pueda recomendarles otra opción como por ejemplo un puente o una prótesis parcial, que reemplace el diente perdido.

El éxito de un implante dental simplemente se va traducir en la integración natural a la boca o sea que no habrá diferencia con el resto de los dientes, como si nunca se hubiese perdido la pieza dental.

Imagen: MF