La enfermedad de las encías entre sus principales efectos negativos sobre la salud oral, se encuentra la retracción de las encías, que una vez producida no tiene reversión natural, sin embargo puede tratarse a través de un injerto.

La cirugía es llevada a cabo por un periodoncista, quien tomará tejido, por lo general del paladar y lo utilizará para volver a cubrir la raíz que haya quedado expuesta por la retracción. En estos casos cuando una raíz dental queda expuesta, se manifiesta sensibilidad en la zona a las temperaturas extremas (tanto por frío como por calor), situación que puede derivar en dolor cuando se bebe o come.

Por lo tanto el objetivo de un injerto de encía es volver a recubrir las raíces expuestas y así se supera la sintomatología, pero también se debe tener muy en cuenta que la enfermedad de las encías o periodontitis puede provocar una pérdida ósea y en tal caso según la Asociación Americana de Periodoncistas, proceder a realizar un injerto de encías a tiempo, puede prevenir o reducir el peligro a la pérdida de hueso y sus consecuencias.

Como se realiza el procedimiento

En primer lugar se debe anestesiar de forma local la zona a tratar, para que el especialista extraiga el tejido del techo de la boca o paladar, así como también puede optar por recurrir al tejido de un donante. Después de la extracción se procede a suturar la zona.

La sutura es retirada por lo general después de una semana y se requerirá posteriormente de uno o dos controles posteriores, para realizar un seguimiento evolutivo correcto y para que esto suceda, se deberán seguir ciertas pautas o cuidados, como por ejemplo es la aplicación de frio, en las primeras horas después del procedimiento quirúrgico.

Se recomienda el consumo solo de alimentos suaves, preferentemente papillas, además de no utilizar pajitas o sorbetes para consumir líquidos por el termino de 15 días aproximadamente, así como también en lo que respecta a la higiene, no se deberá utilizar el cepillo en el área.

Imagen: MF